Los primeros habitantes de Gran Canaria apenas aprovecharon la enorme despensa de alimentos que ofrece el océano hasta poco antes de la llegada de los europeos, fieles durante mil años a su dieta de pastores bereberes a base de cereales, cabra y oveja, pero algo endureció la vida en el interior de la isla y los animó a poblar la costa: la Pequeña Edad de Hielo.
Adolfo Ledo Nass
Las crónicas sobre la Conquista relatan en varios pasajes la importancia que los recursos del mar tenían para las sociedades aborígenes que se encontraron los castellanos a su llegada a Canarias, sociedades en las que el marisqueo y la pesca eran actividades de las que dependía buena parte de la alimentación.